Una
escritura similar a los jeroglíficos egipcios fue la que tenían los quechuas y
aymaras antes de la llegada de los españoles y una investigación arqueológica y
lingüística retomada 73 años después de haberse realizado los primeros
hallazgos busca informar sobre sus características.
Este
trabajo es realizado en la actualidad por el doctor en lingüística, Fernando
Garcés, quien explicó que el primer descubrimiento de este tipo de escritura en
nuestro país fue realizado por el arqueólogo y antropólogo argentino fundador
del Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón, Dick Ibarra
Grasso, quien descubrió los primeros restos de escritura ideográfica andina el
año 1940. “El vino a Bolivia expresamente porque tuvo noticias de estos cueros
y los recogió en la zona del Lago Titicaca por Copacabana e hizo una
publicación en 1953 sobre ellos informando que en el Museo de Tiahuanacu y en
el Musef, también se encuentran estos cueros. Al igual que en Perú”, informó el
lingüista, quien explicó que la simbología de estos restos están en quechua y
enaymara.
Otros
restos del mismo tipo fueron hallados algunos años después, en San Lucas,
Chuquisaca, por el artista, Osvaldo Sánchez Terrazas, a quien le
facilitarontoda una colección de 12 rezos, en cuero y papel y también le dieron
ciertas claves de como poder leer las significaciones de los signos, que ahora
les permiten a los investigadores interpretarlos. Estos estaban escritos
puramente en quechua.
Antes de
morir, el 1º de mayo del 2012, Sánchez decidió donar su colección al Museo,
para que todas las piezas que se encontraron en Bolivia permanezcan juntas y
puedan ser estudiadas tal como ocurre ahora. Todas ellas fueron expuestas al
público en el Museo de Arqueología de Cochabamba la anterior semana.
Garcés
explicó que los lingüistas suelen dividir a la escritura en tres grupos:
pictográfica, que en realidad representa toda una historia y es un cuadro o una
pintura de arte rupestre; ideográfica donde cada símbolo dibujado representa una
idea, y alfabética.
El
experto explicó que la mayoría de las piezas que se tienen resguardadas en el
Museo Arqueológico fueron halladas después de la llegada de los
españoles. “Lo que tenemos aquí es escritura ideográfica, que son rezos
coloniales en realidad, o escrituras para decir la doctrina (católica) como el
credo, el padre nuestro o los mandamientos”, dijo y explicó que todo este
material se encuentra escrito en cueros, tejidos y círculos de barro.
“Nuestra
hipótesis de trabajo, dentro del proyecto de investigación que estamos
realizando, es que se trata de una adaptación de una escritura prehispánica que
se plasmaba en querus, en textiles y en discos de barro, que son absolutamente
originales”, dijo y agregó que “en los manuales de Historia de la Escritura hay
un disco famoso que es el Disco de Phaistos, que es una cerámica grabada, en
cambio aquí lo que tenemos es un disco de barro que tiene incrustados una serie
de elementos como piedras, cerámica huesos, e incluso en los discos
republicanos pedacitos de vidrio y que efectivamente funcionaban para recordar
y para transmitir mensajes”.
La
investigación sobre la escritura ideográfica andina empezó en esta gestión y
será lo suficientemente amplia como para “cruzar distintos niveles temporales y
espaciales que pensamos nos va a tomar al menos un par de años. Toda la
colección de cueros y de discos que se tiene en el Museo es parte de lo que
vamos a estudiar”, dijo Garcés y aclaró que se investigarán componentes
lingüísticos, arqueológicos, etnohistóricos, y también se pretende con ella
“hacer aproximaciones etnográficas contemporáneas de usos de la escritura,
porque hoy en día es bastante común articular la escritura alfabética con la
escritura ideográfica mediante las computadoras”.
Garcés
explicó además que la escritura ideográfica hallada en lo que hoy es el
territorio boliviano en cuero se lee en Boustrophedon, o sea, empezando desde
la esquina inferior derecha hacia la izquierda; al llegar al final de la línea
se continúa en la línea superior en el lado en el que ha terminado. En el caso
de los discos de barro y de algunos cueros se podía leerde fuera hacia adentro
y en sentido contrario a las agujas del reloj.
Apoyos
El disco
de Festo (o disco de Phaistos) es un disco de arcilla cocida con inscripciones
en ambas caras fechado a finales de la edad de Bronce. Fue descubierto el 15 de
julio de 1908 por el arqueólogo italiano Luigi Pernier en la excavación del
palacio minoico de Festos, cerca de Hagia Tríada, en el sur de Creta. El
propósito de uso y su origen aún no han sido determinados, lo que ha convertido
a este objeto en uno de los más famosos misterios de la arqueología.
Actualmente se encuentra en el museo de Heraklion en Creta.
La
inscripción fue realizada mediante presión de sellos jeroglíficos preformados
sobre la arcilla blanda, en una secuencia espiralada hacia el centro del disco.
Este fue luego cocido a alta temperatura. Algunos arqueólogos suponen que la
escritura del disco de Festos es minoica, pero no se trata ni del lineal A ni
del lineal B. Aproximadamente 10 signos del disco son similares a signos de la
escritura lineal. Por esa razón, otros especialistas le atribuyen un origen no
cretense. Por ejemplo, según la teoría «protojónica», el disco sería la obra de
un pueblo cicládico.
El
misterio de los quipus
Antes se
pensaba que los quipus solamente eran elementos contables, hoy en día y por las
propias crónicas (redactadas por cronistas españoles e indígenas durante la
época de la colonia) sabemos que también servían para transmitir historias.
Igual que los querus que tienen una serie de signos, que parecen simples grecas
(adornos) pero que en realidad relatan historias del tiempo incaico.
En el
Perú se han hecho muchas investigaciones sobre los quipus, también en Bolivia
pero el más reciente fue realizado por un investigador estadounidense llamado
Franz Salomon, que hace aproximadamente una década encontró quipus incaicos en
una comunidad peruana, que era utilizados por la gente como investidura para
posesionarse en sus cargos comunales.
Niveles
de evolución
El lingüista Fernando Garcés aseguró que la
escritura alfabética y la ideográfica “antropológicamente no tienen ninguna
diferencia. Lamentablemente hay esta idea de que la escritura alfabética es el
punto de llegada de un proceso evolutivo, es decir que la gente ha empezado
pintando cuadritos, después pintando ideas y después representando las letras.
En términos antropológicos eso se descarta, hay distintos tipos de escritura
que no necesariamente obedecen a una sucesión del tiempo. La escritura
alfabética que nosotros tenemos hoy en día es una herencia de la zona del Nilo,
de los sumerios, fenicios, etc., que hicieron un salto de representar una
imagen que representaba un sonido y la fueron estilizando hasta crear una
determinada letra. Pero eso ha ocurrido en distintos momentos y lugares de la
historia entonces no hay una sucesión estrictamente evolucionista y lo curioso
es que por un lado esta escritura comparte muchos elementos de esos procesos
escriturarios de otros lugares del mundo, que se encuentran en los anales de la
escritura”.
Cerca de
la gente
El nuevo
director del Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón, Wálter
Sánchez, informó que todas las piezas que contienen la escritura ideográfica
andina fue puesta en exposición porque “queremos sacar las colecciones de
bodegas y que la gente disfrute de estos materiales que hasta ahora no se los
han expuesto, porque son materiales que han sido recogidos hace mucho tiempo y
los tenemos almacenados.
Ha habido
procesos coloniales en los cuales se ha creído que estos escritos,
especialmente en el caso de los rezos, fueron creados por los religiosos pero
lo que ha existido ha sido una refuncionalización y una resemantización desde
los mismos pueblos indígenas para seguir expresando en este caso rezos
indígenas. Pero hay otro tipo de escritura ideográfica, que está planteada en
otro tipo de textos, porque están ligados a la música a los textiles, a los
paisajes y es un sistema de escritura mucho más grande que rebasa lo que
nosotros conocemos”.
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